Mire usted señor Tamayo, no me quito el sombrero porque no tengo. Pero esos besos al viento y ese amor endiablado, no crea usted que se perdieron... no, ni mucho menos, porque todo, créame señor, queda para siempre vivo aunque sea en el recuerdo.
Su admiradora secreta... (Pero por si acaso no sea acuerda) Sigrid.
Angustioso porvenir el de todos los que se despiertan sin el calor de un amante a su lado.
La mañana es triste y la tarde pesada, la cena se torna opaca y la noche enfermiza si no rozamos una piel con caricias, si no besamos unos labios ardientes, si no amamos –apasionados- el cuerpo deseado.
Tus versos me incitan a seguir escribiendo... A derramar mis apéndices y proseguir con tu anhelado cuento. Maravillo retrato del amor.
2 comentarios:
Mire usted señor Tamayo, no me quito el sombrero porque no tengo.
Pero esos besos al viento y ese amor endiablado, no crea usted que se perdieron... no, ni mucho menos, porque todo, créame señor, queda para siempre vivo aunque sea en el recuerdo.
Su admiradora secreta...
(Pero por si acaso no sea acuerda)
Sigrid.
Enrique,
Angustioso porvenir el de todos los que se despiertan sin el calor de un amante a su lado.
La mañana es triste y la tarde pesada, la cena se torna opaca y la noche enfermiza si no rozamos una piel con caricias, si no besamos unos labios ardientes, si no amamos –apasionados- el cuerpo deseado.
Tus versos me incitan a seguir escribiendo... A derramar mis apéndices y proseguir con tu anhelado cuento. Maravillo retrato del amor.
Un beso muy fuerte, querido amigo,
Ann@
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